2 y 3 de noviembre de 2017, San Isidro, Buenos Aires

De todo lo expuesto y de las discusiones a las que dio lugar entre profesionales de la salud mental y formadores y rectores de Seminarios en Argentina, surgieron los siguientes consensos.

1. Necesidad de obtener datos 
La falta de datos objetivos respecto de la ocurrencia de casos de abuso en el país, impide  confeccionar estadísticas que permitan un diagnóstico de la situación real en que nos encontramos. Países como Chile han contado con estadísticas suficientemente certeras como para elaborar medidas de prevención, que hoy son tomadas como modelo por las autoridades de la CEA para aplicar en el país a través de la conformación de un Consejo Pastoral para la protección de menores y adultos vulnerables.

Desde el grupo Jeremías se elaboró hace ocho años una encuesta destinada a tener un panorama sobre esta situación que nunca encontró espacio para ser planteada a los obispos. El paso del tiempo y el curso de los acontecimientos han demostrado la utilidad de tales herramientas. Es necesario replantear esta necesidad e instrumentar los recursos y la disponibilidad de las autoridades para que la misma pueda realizarse.

2. Necesidad de recursos 
De un estudio de la realidad surgirán no sólo datos cuantitativos sino también cualitativos. Dichos resultados permitirán elaborar criteriose iniciativas que se concreten en acciones de prevención primaria, secundaria y terciaria.

La prevención primaria – evitar la aparición de nuevos casos –  ya está en curso, aunque de manera no orgánica. Se cuentan entre ellas, el trabajo continuo interdisciplinario volcado en la selección y acompañamiento de candidatos al ministerio y los esfuerzos por mejorar la tarea educativa de formadores. Sin embargo, los intercambios de criterio e información demostraron que aún hay mucho camino por recorrer.

La prevención secundaria – hacerse cargo de los casos ya existentes – y la terciaria -hacerse cargo de las consecuencias de lo ocurrido y la rehabilitación de los afectados – por el contrario, no ha encontrado aún vías efectivas de realización. Los problemas que surgen quedan en manos del obispo que sólo cuenta con un protocolo de acción jurídica, pero carece de consultantes expertos en los que pueda confiar para una evaluación de la gravedad de la situación y de las posibilidades concretas de acompañamiento y rehabilitación.

Por eso se hace necesario contar con recursos económicos, técnicos y humanos para la confección de una base de datos con profesionales de todo el país de probada idoneidad profesional y ética. Contar con la misma permitiría un trabajo en red que vaya dando posibilidades de tratamiento a quienes lo necesiten. Esta modalidad de trabajo es la que se propuso en el II Encuentro latinoamericano de profesionales de la salud mental y formadores en la reunión que la comisión de ministerios y vocaciones del CELAM organizó en el pasado mes de septiembre en Guadalajara, México.

3. Necesidad de una toma de conciencia eclesial 
Se ha repetido con frecuencia que ante la situación que hoy vive la iglesia, algunos son culpables, pero todos somos responsables. Esta definición abarca a los consagrados de todas las jerarquías y también a los laicos. Cortar la cadena de situaciones abusivas es una tarea que compete a todos, comenzando desde el lugar en que cada uno se siente víctima o protagonista de situaciones abusivas de todo orden.

Hubo consenso entre los asistentes en que -más allá de las fragilidades personales que hacen a cada sacerdote más o menos vulnerable para involucrarse en situaciones de inconducta grave– las condiciones contextuales que les llevan a que esas posibilidades efectivamente ocurran y el momento en que lo hacen, muchas vecesvan unidas a situaciones eclesiales que los sometieron a presiones imposibles de sostener; otras veces hubieron  oídos sordos queno escucharon reclamos justos malinterpretados como debilidades inaceptables. En ese sentido cabe reconocer que existen abusos institucionales, sufridos no sólo por sacerdotes sino también por el ministerio episcopal y por los laicos. De allí la importancia de que cada uno se haga consciente de la posibilidad de cortar la cadena del abuso desde la situación en que se encuentra.

4. Necesidad de lugares apropiados para el tratamiento de sacerdotes 
Se ha planteado repetidas veces la necesidad de contar con lugares habilitados para alojar apropiadamente a sacerdotes que necesiten un período de tratamiento integral para solucionar los problemas que les afectan.

Habitualmente esto se instrumentaba a través de unos días en casas de retiro espiritual. La necesidad de trabajar en manera integral y con profesionales competentes en cada dimensión –física, psicológica, psiquiátrica, social, espiritual– aparece hoy como necesidad impostergable, ya que ante situaciones de cierta gravedad, que incluyen abusos sexuales, adicciones, síndrome de desgaste emocional (burn-out) y otros desórdenes de conducta que imposibilitan continuar con el ejercicio sano del ministerio, los obispos se encuentran impotentes y desorientados dejando la mayor parte de las veces a los sacerdotes afectados solos y sin contención, lo cual agrava considerablemente los problemas.

Es necesario que se designen personas dispuestas a estudiar y concretar esta posibilidad en forma gradual, partiendo de lo posible y atendiendo a las distintas situaciones de diferentes diócesis.

5. El eje del problema es la vida espiritual y el vínculo con Jesús
La falta de acompañamiento espiritual adecuado se considera la carencia más grave a la que están expuestos no sólo seminaristas sino especialmente los sacerdotes ordenados. Esto se une íntimamente a la necesidad de replanteo del modo en que se ha descuidado la Formación Permanenteen muchos lugares,sólo presente a través de “cursos” que se multiplican en paralelo, pero que no afrontan el trabajo profundo del sacerdote sobre sí mismo y sobre sus modalidades vinculares. Los cambios profundos que atraviesa en este momento la humanidad requieren procesos de formación, capaces de dar claves para asumir un mundo en transformación acelerada. 

6. Sentimientos que esta situación despierta
Se trabajó sobre el impacto que ha tenido sobre los profesionales, el conocimiento de la magnitud y extensión de las situaciones de abuso de todo tipo. Los sentimientos más rescatados fueron: perplejidad, impotencia, incapacidad de comprender y elaborar que esto ocurra en la iglesia, enojo, ira, decepción.  Rechazo por parte de la comunidad y desvalorización de consagrados y seminaristas que incide en la disminución del número de vocaciones. Entre los consagrados, sentimiento de desvalorización y actitud paranoide ante lo psicológico.

Por parte de los sacerdotes, sentimientos compartidos, con fuerte acento en la impotencia y la incapacidad de ayudar asociada a la necesidad de trabajar más profundamente estas situaciones desde dentro de sí mismos para poder afrontarlas en los que las sufren o protagonizan sin proyectar sus propias actitudes transferenciales.

7. Motivos de consulta y sintomatología asociada
Se preguntó cuáles eran los motivos de consulta que más frecuentemente recibían los profesionales por parte de presbíteros, ya sea que acudieran por su iniciativa a la misma o enviados por sus superiores.  Las respuestas privilegiaron:

  • Las vidas paralelas (faltas a la promesa celibataria)
  • Indiferenciación y confusión sexual (muchas veces bajo la preocupación por temor a ser homosexual)
  • Haber sufrido abusos sexuales. Pueden ser intrafamiliares o intrapresbiterales; prestar atención a los abusos entre seminaristas y en algunos casos a formadores abusadores
  • En algunas regiones, zoofilias.
  • Problemas con los superiores (con trasfondo de infancia abusada)
  • Problemas de convivencia
  • Adicciones
  • Burn-out (síndrome de desgaste emocional)

Los abusos sexuales aparecen muchas veces a lo largo de la historia biográfica o de un tratamiento  y también pueden ser utilizados como excusa racionalizada para justiciar una actividad sexual impropia (casi siempre homosexualidad).

Los abusadores sólo se presentan enviados por alguien a partir de una denuncia o proceso judicial. No puede pensarse como una conducta desde la cual tomar decisiones, sino que hay que evaluarla en la estructura de personalidad y la biografía en que se inserta.

En el contexto del abuso de poder se señaló la necesidad de prestar atención a la relación de los sacerdotes con el dinero.

También se mencionaron los abusos institucionales que quiebran a los buenos sacerdotes.

8. La historia psicosexual como recursos para trabajar sobre prevención y diagnóstico temprano de trastornos de la sexualidad
Presentada como un recurso para los formadores, despertó amplio debate con los profesionales de la salud mental sobre la necesidad de un uso adecuado de la misma: entrenarse en cómo tomarla, actitud del formador, conocimiento profundo acerca de las razones para las cuales es útil esa información, necesidad de que estos temas sean tratados por formadores que han hecho un trabajo personal suficientemente profundo (espiritual y/o psicoterapéutico) sobre su propia sexualidad. Riesgos de su empleo sin la necesaria preparación.

Se presentó como positivo el trabajo en grupo llevado a cabo por psicólogos de Corrientes sobre aspectos del desarrollo psicosexual que llevan a que los mismos seminaristas diagnostiquen su capacidad para seguir adelante con su vocación.

9. Recursos para ayudar y ofrecer tratamiento a personas con problemas de abuso sexual
Se privilegió la construcción de una red de profesionales de la salud mental idóneos para tratar estos casos, de todo el país.

Se discutieron distintas técnicas de tratamiento. Los profesionales subrayaron el peligro de tratar estas situaciones espiritualizándolas, olvidando que el abuso deja una huella mnémica corporal que requiere de técnicas específicas ante casos de stress post- traumático y/o síndrome de disociación asociado. Estas reflexiones alertan acerca del peligro de considerar todos los casos como un trastorno único.  Este criterio vale también para los abusadores.

Es necesario trabajar en programas de recuperación y evaluar la necesidad de medicación.

Necesidad de trabajar con los laicos y reconsiderar su lugar en la pastoral presbiteral.

10. Lugares de recepción de personas afectadas por estos problemas
Se hizo una revisión de casas de acompañamiento de trastornos de abuso y problemáticas afines en Latino-América y en el país.

PD: las encuestas de evaluación por parte de los asistentes al encuentro dan un resultado ampliamente satisfactorio con variedad de propuestas para continuar el trabajo.