El equipo Jeremías
Comisión Episcopal de Ministerios

“Ustedes son en mis manos
como el barro en manos del alfarero”
(Jr 18, 6)

I. Finalidad

El equipo Jeremías es un equipo interdisciplinario, dependiente orgánicamente de la CEMIN. De acuerdo al estatuto aprobado en 2015 por la Conferencia Episcopal, su finalidad es “colaborar con dicha Comisión en el desarrollo de aquellas iniciativas formativas que apuntan a favorecer la salud integral de los ministros ordenados, tanto en la fase de su formación inicial como en la permanente”. Esta tarea implica: a) estudiar los temas que la CEMIN proponga en orden a la salud integral de los ministros; b) desarrollar “acciones de formación, acompañamiento y asesoramiento”.

La salud integral es una realidad compleja, cuya dinámica integra la salud física, psíquica y espiritual, en interacción con la realidad social donde se inscribe la vida de los presbíteros. Como ha sido reiteradamente sostenido e impulsado por la Dra. Alicia Zanotti de Savanti, fundadora de este equipo, junto con Mons. Carlos Franzini, la atención a la salud integral requiere un enfoque sistémico, capaz de ahondar en sus procesos y sus dinámicas y en la interacción continua de los múltiples factores que la componen.

La profundización en la espiritualidad y el carácter sacramental del ministerio sacerdotal es imprescindible, pero no es condición suficiente para asumir los problemas de la salud integral de los sacerdotes. Como lo señaló Mons. Franzini en su informe del año 2011 a la Conferencia Episcopal[1]:

es necesaria una aproximación más “cualificada” a situaciones que requieren no sólo una exquisita caridad sino una prudente y aguda mirada “profesional”. No basta con buena voluntad ni mucho menos con respuestas pretendidamente “espirituales” que eluden el conflicto básico y, a menudo, terminan agravando las situaciones.

Esta perspectiva profesional requiere la confluencia de la Medicina, la Psicología, la Psiquiatría, la Filosofía, la Sociología (entre otras disciplinas), así como de la Teología Espiritual y la Teología Moral. Requiere también asumir los problemas en su dimensión comunitaria, sin restringirlos a la vida individual, pese a que esta perspectiva sea insoslayable. Son los cuerpos presbiterales íntegros quienes se ven afectados por las patologías y problemas de las vidas sacerdotales singulares. Es la Iglesia toda, en su carácter de Iglesia particular, en la amplitud de su catolicidad, quien recibe el impacto de las mismas. La profesionalidad e interdisciplinariedad poseen su justificación intrínseca, no sólo por el número y variedad de patologías y problemas, sino por la gravedad de su alcance y repercusión.

El equipo Jeremías es uno de los diversos recursos que la Iglesia posee para que el alcance e impacto de las patologías, los límites humanos y los riesgos que estos implican, así como la escisión entre la gracia del sacramento y las dinámicas subjetivas y relacionales de muchos sacerdotes y hasta de muchos cuerpos presbiterales, no se transforme en riesgo y daño del Pueblo de Dios y obstáculo para la Redención de todos los hombres. Lo anima también el inmenso anhelo de acompañar a los sacerdotes, en su carácter de tales y como seres humanos que sufren o dañan, en la difícil tarea de ponerse de pie y encontrar caminos de salud para su vida y sus problemas. En la medida de sus posibilidades, quiere estar disponible para todas las acciones que la Conferencia Episcopal considere posibles y eficaces en orden a la finalidad con la que ha sido creado.

II. Objetivos

Señalamos los objetivos del equipo, tal como se encuentran formulados en el Estatuto:

  1. Profundizar la comprensión de los procesos formativos en orden a la madurez integral de los presbíteros, y a la prevención de situaciones disfuncionales en el ministerio. 
  2. Colaborar con la CEMIN en el desarrollo de acciones e instrumentos formativos (subsidios, talleres, encuentros, cursos), para favorecer la capacitación permanente de los agentes de pastoral involucrados en la formación inicial yen la pastoral sacerdotal.
  3. Brindar información y orientación para situaciones de crisis o cuestiones solicitadas.

III. Prevención y atención de los problemas

Los objetivos y las acciones del equipo señalan la importancia de establecer acciones y producir instrumentos para la prevención de problemas, patologías y disfunciones. La prevención exige la vinculación con los procesos de formación inicial y permanente y sus responsables. La relación con el Secretariado de Formación Permanente y con la OSAR es imprescindible para la formulación de estrategias comunes, tanto en el acompañamiento de los ministros como en el discernimiento de los candidatos al sacerdocio. Pensamos esta relación como una acción continua y orgánica entre los diversos equipos dependientes de la CEMIN.

Si bien la atención de los problemas de abuso sexual por parte de sacerdotes ha merecido atención especial por parte de la Conferencia Episcopal y dos de nuestros miembros han sido convocados para trabajar en ello, consideramos que este grave problema no es equivalente al espectro de dificultades, patologías y sufrimientos que atraviesa la vida de muchos sacerdotes y que vuelve más necesario que nunca una mirada cuyo fundamento sea una noción integral de la salud presbiteral. Los casos judicializables, de alto impacto mediático y de altísimo costo de sufrimiento de víctimas inocentes, no cubren el espectro total de las situaciones. Nos preocupan las depresiones, los casos de alcoholismo, las dependencias diversas (respecto de personas, respecto de las redes sociales, respecto de la pornografía, etc.), los problemas de alimentación, el difícil manejo de la soledad, el aislamiento, la progresiva pérdida de sentido de la vida y del ministerio.

Sin una perspectiva enfocada en la salud integral, las vidas y los ministerios corren el riesgo de transformarse en casos, asumidos, fundamentalmente, como patologías individuales. La perspectiva de la salud integral y su interdisciplinariedad puede proveer de recursos que interroguen y desafíen todo aquello que en nuestra vida común de Iglesia pueda incidir positiva o negativamente en los procesos de salud.

IV. Historia

En el origen del equipo se encuentran la iniciativa y la preocupación de obispos, sacerdotes y laicos por los problemas de la vida sacerdotal.

  1. En el año 2006, la CEMIN recibe el mandato de la CEA de avanzar en el estudio y propuesta referido a la posibilidad de implementar un centro especializado para la atención y tratamiento de sacerdotes con problemas graves en su vida y en su conducta. Este mandato provino de una preocupación previa de obispos, sacerdotes y laicos y de pedidos también expresados por la Secretaría de Formación Permanente.
  2. Se diseña un plan de trabajo que se implementará en el período 2006-2007. Este plan, citando las palabras de Mons. Franzini, consistía en las siguientes acciones: “hacer un diagnóstico de la situación en diálogo con los Señores Obispos a partir de visitas a cada una de las Regiones Pastorales; conocer las posibilidades ofrecidas dentro y fuera del país por centros especializados en estas problemáticas; consultar el parecer de reconocidos profesionales sobre la materia; interesar en este proyecto a Institutos Religiosos dedicados al campo de la salud y a la Asociación Eclesiástica de San Pedro; evaluar posible fuentes de financiamiento de un eventual proyecto.” Entre los profesionales que participan de este plan se encuentra la Dra. Alicia Zanotti de Savanti, actual miembro del equipo.
  • Se efectúan las visitas a las Regiones Pastorales y a centros especializados en Argentina, Brasil, Méjico, Estados Unidos, Italia y España. Un conjunto de especialistas en Psicología y Psiquiatría se reúnen en varias oportunidades y elaboran un informe escrito. Se entrevista a personalidades destacadas en el ámbito de la Iglesia Católica[2], con amplia experiencia en el tema.
  • El cuestionamiento inicial, la posibilidad de abrir un centro especializado en problemas de vida sacerdotal en la Argentina, va cediendo paso a un espectro de acciones y consideraciones previas. La posibilidad del centro es vista como el resultado de un largo proceso.
  • En el año 2007, después de presentado el informe a la Asamblea de los Obispos, se realizan diversas acciones: Jornada de estudio en una Asamblea Plenaria, a la que es invitado el P. Franco Imoda; reunión del mismo con el Secretariado de Formación Permanente y un grupo de Responsables del Clero y Formadores de los Seminarios del país.
  • En los años 2008 y 2009 se realiza, organizado por la CEMIN durante diez jornadas, un importante taller de “Madurez humano-afectiva y vida presbiteral”, con participación de responsables de formación de Argentina y Uruguay. La Dra. Zanotti coordina los mismos.
  • Como fruto de estos talleres y del intercambio y los vínculos que allí se efectúan, surge el equipo Jeremías, como “grupo interdisciplinario de estudio y trabajo que pueda ofrecer orientación y apoyo a las necesidades de las distintas diócesis del país en lo referente a la promoción de la salud integral de los sacerdotes.”
  • En 2014 la CEA aprueba su estatuto.
  • Han sido miembros del mismo, desde su origen hasta ahora, la Dra. Zanotti y el Pbro. Santiago Nahaman. También han participado Mons. Dante Braida, Mons. Ricardo Araya, Mons. Alejandro GiorgiMons. Guillermo Caride, Pbro. Miguel Ángel López, Fr. Rafael Colomé. En la actualidad, está integrado por el Pbro. Juan Pablo Dreidemie, la Dra. Alicia Zanotti de Savanti, el Pbro. Santiago Nahaman, el Pbro. José María Vallarino y la Dra. Ruth M. Ramasco. Su responsable desde la CEMIN es Mons. Martín Fassi.

V. Tareas

Entre las acciones realizadas en los últimos años se encuentran:

  1. Tres encuentros con Profesionales de la Salud, con experiencia profesional en el acompañamiento terapéutico a seminaristas, sacerdotes y religiosos. Algunos de los mismos se han realizado con la presencia de formadores de los seminarios. Estos encuentros han puesto de manifiesto la necesidad de producir espacios comunes donde se discutan criterios y protocolos para la recepción de ingresantes a los seminarios. También han manifestado la necesidad de clarificar las propuestas y pedidos mutuos de formadores y profesionales de la salud.
  2. Elaboración de material sobre problemas en la vida ministerial y sobre formación para el ministerio, tanto en el nivel de la formación inicial como en el de la formación permanente.
  3. Participación como equipo, en las reuniones del presbiterio de la diócesis de San Isidro y la Arquidiócesis de Buenos Aires, en las que hemos contado con la presencia respectiva de Mons. Ojea y Mons. Poli, además de los obispos auxiliares de cada una de ellas (no describimos aquí todo lo realizado a nivel personal por cada uno de los integrantes del equipo). Nuestra convicción es que son los cuerpos presbiterales, en apertura a la profunda riqueza de la realidad viva de la Iglesia toda, en comunión con los obispos, quienes constituyen un aporte o un obstáculo decisivo en la salud de todos y los procesos de recuperación de quienes poseen dificultades o patologías graves. En tal sentido, creemos que la realidad individual de quienes están llamados a formar parte de una comunidad, formada en el nombre de Jesús, el Cristo, no puede desvincularse de los procesos de salud y enfermedad de esa comunidad en cuya vida desempeña su ministerio y cuya interacción sana es un sostén y una profunda fuente de esperanza.

VI. Propuestas y necesidades

En orden a las solicitudes recibidas y a la magnitud de la tarea, se esbozan ciertas líneas posibles de trabajo. Algunas de ellas nos han sido sugeridas por la CEMIN y se encuentran también en su mismo origen. Otras surgen de nuestra vida de equipo, de nuestros saberes respectivos y de nuestra experiencia viva de contacto con la vida y los problemas del ministerio. Los señalaremos, indicando algunas necesidades y resoluciones posibles de las mismas, en el caso en el que hayamos logrado avizorarlas.

  1. La consolidación de nuestro equipo en su interdisciplinariedad y capacidad de encontrar claves para los problemas: consideramos que nos es necesario integrar otros miembros y otras disciplinas, tanto de las ciencias como de la teología. Proponemos elevar una nómina de posibles incorporaciones, recibir también sugerencias y poder entrevistarnos y dialogar con ellos para ver la posibilidad de su aporte e incorporación a nuestro modo de trabajo.
  2. La formación de equipos en las distintas Regiones Pastorales, capaces de realizar el mismo tipo de acciones y de participar del mismo espíritu: pensamos que ésta es una posibilidad importante, presente ya en el anhelo de algunos de los miembros fundadores de este equipo, que consideraban la posibilidad de un equipo pequeño, trabajando en coordinación con diversos equipos específicos o equipos que tengan los mismos objetivos, pero regionalizados. Si bien esto puede no concretarse de modo inmediato, pensamos que se trata de un objetivo organizativo que debe comenzar a buscar cursos de acción. Esto permitiría responder a diversas solicitudes y realizar una tarea de mayor alcance, además de poder enfrentar aquellos problemas que son propios de la cultura de cada región.
  3. La vinculación efectiva con los otros equipos dependientes de la CEMIN: si bien varios de nosotros hemos sido invitados a colaborar en las reuniones de la OSAR y hemos comunicado iniciativas a través de ella, o tenemos relación con las iniciativas del Secretariado de Formación Permanente, pensamos que necesitamos generar algunos canales o propuestas estables de interacción (incorporación de alguno de los miembros o alguna reunión periódica, de forma que las acciones no se superpongan ni multipliquen innecesariamente).
  4. La socialización de los materiales escritos: hemos producido numerosos textos de nuestra autoría. Poseemos también digitalizadas todas las exposiciones realizadas en los encuentros con los cuerpos presbiterales. Disponemos también de material pertinente, escrito por diversos especialistas. Pero necesitamos operativizar la producción de recursos, la organización de espacios de encuentros, la circulación y recepción de expectativas. Todos los integrantes del equipo estamos sujetos a una inmensa cantidad de compromisos y ocupaciones, tanto en la vida profesional como en la atención pastoral. Hemos intentado desempeñar esta tarea, pero en realidad no hemos podido cumplir con la secretaría y con la página. Consideramos que la posibilidad de un secretario permitiría una mayor eficiencia en los procesos de cohesión como equipo, de interacción con las necesidades de la Iglesia toda, y de comunicación de todo el material disponible.
  5. La elaboración de una nómina de profesionales de la salud: los problemas requieren poder confiar en los profesionales a los que se derivan vidas y sufrimientos. Son a veces de tanta urgencia, que no caben esperas ni desorientaciones. Se trata de una tarea que requiere ser asumida como un servicio en colaboración con las diócesis y que no puede ser realizada sin una comunicación fluida con ellas.

Dejamos para el final dos cursos posibles de acción que resultan complejos e importantes:

  1. Desde el comienzo, se ha planteado la posibilidad de abrir un centro en Argentina de atención de los problemas graves que afectan al ministerio presbiteral, en la carne y la vida de sus presbíteros. Sabemos que dicha posibilidad puede exceder, en costos, en factibilidad, la posibilidad de asunción de la CEA. Sin embargo, cabe la posibilidad de pensar en alguna iniciativa que pueda desarrollarse en orden a la necesidad de tratamiento especializado en problemas de alta vulnerabilidad personal, de daño altísimo sobre otras vidas y sobre el cuerpo presbiteral todo y la Iglesia toda. Tal vez pueda pensarse en pequeños centros donde puedan hacerse procesos ambulatorios, sin el elevado costo de la internación. Se trataría de centros en alguna diócesis, orientados hacia la salud integral del presbiterio. No pretendemos ocultar ni defender la patología ni el pecado de nadie. Buscamos que los ministros y sus comunidades sean auxiliados. Buscamos que no se vuelvan descrédito y deslegitimación para la Iglesia toda. Pero, sobre todo, nos importa que no alejen el don de Dios de aquellos que lo buscan con sincero corazón.
  2. Nuestra tarea como equipo no puede llevarse a cabo sino en estrecha vinculación con los obispos. Sin su acogida, sin que nos sean encomendadas tareas que nosotros no logramos ver, nuestro trabajo no puede crecer en alcance y profundidad. Nos ponemos a disposición de todos y en escucha de sus pedidos y necesidades. Nuestra disposición no es sólo en orden a los problemas de los sacerdotes de sus diócesis y a ayudar a formar equipos semejantes en las mismas o a capacitar a psicólogos, formadores o colaborar con la formación inicial y permanente en lo que los obispos consideraran necesario, en dependencia de nuestras posibilidades y recursos. Nos preocupan también Ustedes, atravesados por sus propios límites, sus propios sufrimientos, los dolores de la porción del Pueblo de Dios que les ha sido encomendada. Nos ponemos también a disposición de Uds. en ello, en su humanidad atravesada por el don del servicio episcopal, atravesada también por el dolor y la dificultad. Creemos que la compañía, el cuidado de quienes nos cuidan, la interpelación (si eso fuera necesario), la mirada profesional y humana, forman parte de la profundización necesaria en el Misterio de la Encarnación, allí donde la Iglesia repara sus heridas y anuncia sin descanso la Buena Nueva. Nos ponemos a disposición de ustedes para hacer, si lo consideraran necesario (y nosotros creemos que podría ser necesario, bueno y de una altísima capacidad de innovación), un taller pensado sólo para obispos, allí donde puedan acompañarse de otro modo en el cuidado pastoral que les ha sido confiado.

[1] Carlos María Franzini, “El equipo Jeremías: su origen y proyección”, Comisión Episcopal de Ministerios, p. 2. La negrita corresponde al documento original.

[2] De acuerdo al informe de Mons. Franzini, se entrevista a los siguientes: Cardenal Claudio Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero; Card. Sean O’Malley, Arzobispo de Boston-USA; el P. Franco Imoda,  ex-Rector de la Pontificia Universidad Gregoriana y del Instituto de Psicología de dicha Universidad; el P. Gianluigi Pasto y el P. Gianfranco Fincatto, Superior General y ex-Superior General respectivamente de la Congregación de Jesús Sacerdote, dedicada a la atención de sacerdotes con dificultades de este tipo; el Hno. Sean Sammon, Superior General de los Hermanos Maristas;  el P. AmedeoCencini, formador, psicólogo y pedagogo; Mons. José Vilaplana Blasco y Pbro. Javier Igea, Presidente y Secretario de la Comisión para el Clero de la Conferencia Episcopal Española; Mons. Juan María Uriarte, Obispo de San Sebastián- España y ex-Presidente de la Comisión para el Clero de la CEE.” También los Superiores Provinciales de los Padres de Don Orione, Hermanos de San Juan de Dios y de San Camilo.